La comunicación para startups, ¿ángel o demonio?

  • Manuel Álvarez

A lo largo de mis más de 35 años de experiencia en el sector de las Tecnologías de la Información he tenido oportunidad de desarrollar una carrera profesional amplísima, que va desde la formación a clientes (donde empecé), la consultoría, el desarrollo de negocio, el marketing, hasta la comunicación (donde me encuentro ahora).

En todas y cada una de las facetas de mi profesión, la comunicación ha jugado siempre un papel muy importante y no sólo porque sea una función con la que he acabado ganándome la vida, sino porque considero que comunicación y negocio están íntimamente ligadas, hasta el punto de que quizá no puedan existir de forma separada.

En la compañía en la que he desarrollado la mayor parte de mi carrera, Hewlett-Packard, siempre nos han inculcado el servicio al cliente y la mentalidad de negocio como uno de los aspectos más importantes de nuestro papel como empleados, independientemente de la función que desarrolláramos en cualquier momento de nuestra carrera. Y la comunicación es una especie de puente invisible que une estos dos aspectos tan fundamentales con todos los demás que al final conforman una compañía.

Por tanto, si creo que comunicación es un punto muy relevante del negocio, es lógico que ahora que dedicó mucho de mi tiempo a ayudar a emprendedores y startups a desarrollar su negocio, intente inculcarles la importancia de la comunicación.

Pero ¿qué significa comunicación para un emprendedor o una startup?

En la mayoría de las ocasiones la función de comunicación para un emprendedor se confunde con la publicación de una noticia en medios de comunicación. Lo que yo intento transmitir desde el principio es que “todo” es comunicación y la publicación de una noticia es un resultado de una estrategia bien definida y perfectamente ejecutada. Desde que surge una idea que hay que transmitir a posibles socios, empleados o inversores, hasta que la empresa desaparece, todo en la vida de la empresa es comunicar.

Por tanto, es necesario contemplar la comunicación en todos y cada uno de los aspectos y componentes de la empresa. Todas las actividades que realizamos llevan comunicación como parte importante de su estructura. Esto nos lleva a los principios básicos: ¿qué? ¿A quién? ¿Para qué? ¿Cómo?

Parece muy obvia la respuesta a estas preguntas. Parece que todos sabemos qué es lo que queremos comunicar, a quién queremos comunicarlo, para qué queremos comunicarlo y cómo lo vamos a hacer.

Pero si nos paramos a pensarlo por un momento, nos daremos cuenta de que la mayoría de las ocasiones no sabemos qué es lo que realmente queremos (o debemos) comunicar, no sabemos si realmente estamos dirigiéndonos a quién deberíamos, no sabemos para qué estamos comunicando algo y en la mayoría de las ocasiones no nos hemos parado a pensar cómo vamos a hacerlo, simplemente lo hacemos y punto. Y entonces llegan los desencuentros con la comunicación: “esto es una pérdida de tiempo”, “no vale para nada”, “lo que hay que hacer es ganar dinero”, “esto no me ayuda a conseguir clientes”… ¡Cuántas de estas frases oigo casi todos los días!

Ante afirmaciones como éstas, casi siempre basta con utilizar las preguntas básicas para desmontarlas: ¿realmente has transmitido claramente el mensaje que tú querías? ¿Realmente te estabas dirigiendo al público objetivo que tiene una necesidad que tu resuelves? ¿Por qué has transmitido esto y no esto otro? ¿Has elegido el canal adecuado para transmitir tu mensaje?

Estas preguntas básicas son el inicio de una comunicación eficaz. Cuando asisto a reuniones de emprendedores o startups suelo escuchar, tomar notas, expresar con mi lenguaje corporal si estoy entendiendo o no lo que me quieren transmitir y cuando terminan la presentación me pregunto: ¿Qué venden? ¿Cuál es su factor diferencial? ¿Cómo transmiten su valor añadido? ¿Me ha convencido o no? ¿Compraría o recomendaría comprar a mis círculos de influencia? Cuando después de hacerme y responderme a estas preguntas las contrasto con el emprendedor, en la mayoría de las ocasiones me encuentro con que nada de lo que yo he entendido tiene que ver con lo que el emprendedor quería transmitir, lo cual implica que, como no me considero tonto del todo, es necesario que el emprendedor o la startup tenga un “encuentro con la comunicación”.

Y en esto es en lo que estamos: encuentros con la comunicación, para evitar desencuentros y frustraciones con la comunicación.

Manuel López. Asesor de Comunicación