Nuestro negocio, pasado mañana
- José Luis Montes
Mientras estás leyendo esto, dos minibuses autónomos, sin conductor, estarán funcionando en las calles de Helsinki, si bien no serán los primeros en Finlandia: ya el año pasado, la ciudad de Vantaa tuvo transporte público de este tipo funcionando durante una celebración ferial. Y tampoco serán los únicos: en estos momentos están en pruebas en la ciudad finesa de Tampere unos autobuses autoconducidos que han desarrollado una agencia estatal, la Universidad de Helsinki, y el avanzado integrador de sistemas nórdico Tieto.
Mientras tanto, Volvo se prepara para vender sus primeros 100 coches autoconducidos de acceso comercial al público general, en una experiencia a gran escala en la ciudad sueca de Gothenburg. Otros fabricantes están en pruebas desde hace tiempo, como BMW con su iNext, en alianza con Intel, Mercedes con su F015, amén de Fiat, Audi, Toyota, Google, Tesla (que ya ha comercializado decenas de miles de automóviles con conducción autónoma Nivel 2/3, y en uno o dos años lanzará los de Nivel 5, totalmente autónomos). La lista se hace cada día más grande.
No solo eso, sino que en paralelo se está desarrollando rápidamente el mercado de la “Movilidad as a Service”, un paradigma en el que no poseeremos los elementos de transporte, sino que los usaremos como un servicio al que estaremos suscritos. Si vives en Madrid, verás cada dos por tres los coches de Car2Go, una filial del gigante del automóvil Daimler (Mercedes, Smart) que se dedica con enorme éxito al MaaS, pero que también es uno de los inversores principales en MyTaxi, el líder mundial en apps de servicios de taxi, de quienes se rumorea al igual que sobre Uber, y otros competidores, que están encargando decenas de miles de coches autoconducidos para saltar al modelo MaaS desde la ventaja de sus plataformas de clientes y tecnología actuales.
Mientras tanto, otros grandes constructores de automóviles ponen en marcha experiencias similares, como Ford, que anuncia para dentro de máximo 5 años su flota de taxis autoconducidos. Fiat, mientras tanto, discute una gran operación de MaaS con Uber, aunque esta compañía está en conversaciones en paralelo con otras marcas, como Toyota o la misma Ford.
Hagamos un alto. Quizá te estás preguntando: “vale, a mí también me encantan los coches, pero ¿qué tiene esto que ver con mi negocio de pasado mañana?”. Estoy, simplemente, poniendo sobre la mesa un ejemplo muy real de lo siguiente:
- Que todo esto a alguno le puede parecer lejano, pero es real y muy cercano, está funcionando ya, y será masivo en 4 o 5 años
- Que todo esto a alguno le puede parecer otro negocio, pero son TIC, y las empresas de tecnologías de la información están absolutamente implicadas: Intel, Google, Apple, Microsoft… pero también integradores de sistemas como Tieto
Ahora bien, avancemos y tiremos del hilo de este ejemplo, y ¿qué nos encontramos? Que la gente, en lugar de comprarse un coche, dentro de 4 años tendrá una, o varias, app en sus dispositivos móviles, y consumirán la movilidad como un servicio (se calcula que nuestros automóviles están en uso, de media, entre un 2% y un 3% del tiempo, así que obviamente carece de sentido económico y ecológico poseer algo tan costoso y depreciado con tan escaso uso). Por tanto, ¿qué pasa con las empresas de seguros, y con sus intermediarios? Si yo no poseo un coche, sino que uso lo que necesite cuando lo necesite, a mi no me van a vender un seguro: tendrán que negociar paquetes de centenares o millones de pólizas directamente con el operador de MaaS, que tendrá detrás muy posiblemente al fabricante del automóvil, que como será de conducción autónoma y tendrá de media 10 veces menos accidentes que el que conducimos los torpes humanos, ya te imaginarás la presión a la baja en precios. Por cierto, ¿algún cliente tuyo está en el sector de los seguros? Pues si todo esto afecta a su negocio, afecta también al tuyo.
Y, claro, yo ahora pongo gasolina allí donde me da la gana, y cuando lo necesito … pero si pido un coche autónomo desde la app, espero que éste venga “comido de casa”, así que imagino que todas estas enormes redes proveedoras de MaaS que se están formando se pondrán a negociar con las grandes operadoras de puntos de repostaje, que, además, más les vale que ofrezcan también carga eléctrica automática, y no solamente combustible fósil, o los que van a ver fosilizado sus negocios van a ser ellos. Así, el coche autónomo irá a repostar, sin que se lo pida nadie, cuando su sistema inteligente detecte que lo necesita y que está fuera de servicio, e irá al punto de recarga más cercano que esté dentro de la red negociada. Claro, y el coche no pagará el repostaje, todo eso son datos fluyendo en la nube … así que, ¿tienes clientes que tengan gasolineras, o petroleras acaso? ¿Y de medios de pago? Por no hablar de talleres mecánicos (si, claro, el coche irá a repararse cuando lo necesite donde tenga establecido su red MaaS, pero ya de paso aviso que los eléctricos autoconducidos se estropean 15 veces menos que los de gasolina conducidos por humanos), de parkings (si no posees el coche, sino que lo usas cuando lo necesitas, no lo aparcas), y tantos otros negocios que giran en torno a poseer estos cacharros, y a conducirlos.
Así que todo esto afecta desde ya, como mucho en unos pocos años, a tu negocio si tienes de clientes a cualquiera de esos perfiles de empresas. Pero vamos aún un paso más allá …
Se calcula que los coches autoconducidos serán monstruos generando y consumiendo datos: uno solo de esos coches generará tantos datos como casi 2.700 personas que usen actualmente internet. Todo eso, los datos que generan, sus conexiones con medios de pago, con tu app, con gasolineras, mecánicos, seguros, semáforos, con los demás coches, autoridades… todo eso es parte del famoso Big Data que tenemos sobre la mesa, y que, por supuesto, estará en nuestra querida Cloud, en la nube. Millones de toneladas de datos generándose como nunca antes en la historia, por múltiples dispositivos. Ahí está nuestra querida IoT, por ejemplo, en ese poste de recarga hablando con ese coche autoconducido), con un carajal de protocolos y softwares, volando en la nube, (¿privada, pública, mitad y mitad?), explotado ese Big Data para generar mejor servicio y reducir costes de operación de todo eso.
¡Ah! Y, ahora, securiza todo eso. Porque esto no son solo tu coche y el mío, que en 5 años serán de una joint venture entre Audi y Uber (o quien sea, porque podrás elegir y usar varios a la vez), sino también el transporte público (recuerda que hemos empezado con los buses de Finlandia), las ambulancias o los coches de policía. ¿Terroristas explotando una bomba en una ciudad? Demasiado antiguo y limitado: terroristas, o chantajistas, hackeando la conexión de la red de gasolineras de una multinacional para que denieguen el repostaje a los vehículos de, por ejemplo, la red de Amazon … en una mañana, millones de vehículos parados son combustible, y decenas de millones de personas sin poder moverse.
Y eso, claramente, afecta a tu negocio.
Venderle TPV a un taller mecánico será en una decena de años algo prehistórico, mientras que el negocio estará en aconsejar, proveer, securizar, hacer compatible, y mantener sistemas enormemente diversos y complejos que hablan entre sí, por supuesto residiendo en la nube. Estamos, todavía, en un momento evolutivo en el que los datos están en silos, pero aceleradamente han de migrar a ecosistemas interconectados. Y eso es un reto enorme, pero, sobre todo, eso es una oportunidad gigantesca de negocio. Ése, y no el de ahora, es tu negocio de pasado mañana, de dentro de entre 2 y 10 años.
Y, claro está, este ejemplo que he usado para mostrar como el paradigma de negocio cambia radicalmente en el sector de la movilidad, afectando a los que están interconectados, no es más, como no se te oculta, nada más que una de las decenas de sectores económicos que van a ir por el mismo camino: salud, educación, industria, gobierno público, ocio, alimentación … ¡todos! Y, detrás de ellos, tu negocio de hoy y tus oportunidades de pasado mañana.
José Luís Montes, Managing Partner, SmartChannel Technologies