Inteligencia colaborativa: contar con otros para llegar más lejos
- Esther Lobo
La inteligencia colaborativa es un paso evolutivo de la inteligencia colectiva. Mientras que la inteligencia colectiva se basa en la suma de acciones realizadas por mentes individuales en torno a un proyecto nuevo -sirva a modo de ejemplo la Wikipedia-, la colaborativa se diferencia por involucrar a personas que interactúen y establezcan diálogos para el intercambio de ideas, opiniones y reacciones sobre un tema relevante para un grupo, organización o colectivo y, como resultado, co-crear ideas y soluciones realizables.
La llegada de la web 2.0 marcó un hito al demostrar que la información es más valiosa cuanta más gente tenga acceso a ella y la utilice. El open source, además de abrir códigos fuente a usuarios en Internet, abrió la puerta al crowdsourcing, el modelo de inteligencia colaborativa donde se externalizan tareas con la idea de que los usuarios mejoren el producto y, al final, todos ganen en el proceso. Una convocatoria abierta para atraer y reunir a una multitud interesada y motivada de individuos aptos para responder ante problemas complejos, y contribuir aportando sus ideas más frescas y relevantes. El poder del “nosotros” frente a un “yo” aislado, por muy brillante que sea.
En la aplicación del crowdsourcing en mejoras o innovaciones de productos hay dos vertientes: marcas y consumidores. Para las marcas, involucrar a sus clientes en la propuesta de ideas, y obtener su feedback, garantiza una mayor fidelización y que sus clientes se sientan escuchados y reconocidos. En el caso de los consumidores ofrece un interés personal en el resultado y, ante todo, garantiza que les gustará –y comprarán- lo que ellos mismos han creado. Entre otras, marcas como McDonalds (Line of Burgers ) Budweiser (Black Crown), Starbucks (Mystarbucks idea), Canon (Project Imagination), han utilizado el modelo crowdsourcing para mejorar o lanzar algunos productos, recogiendo la creatividad de las ideas aportadas por su plataforma de seguidores y fanáticos fieles.
Otra aplicación es la que ya hacen algunos gobiernos locales para acercar la política a los ciudadanos, permitiéndoles participar en mayor medida en las tomas de decisiones, o en la propuesta de normas o proyectos para el bien común, utilizando como escenario plataformas donde poder aportar ideas y seleccionar las más valoradas entre todos los participantes. LA 2050, diseñando juntos el futuro de Los Ángeles, es una muestra del interés de contar con las opiniones y participación de los ciudadanos en el nuevo proyecto de la ciudad.
También en iniciativas de interés global como la del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) buscando aprovechar la inteligencia colaborativa de miles de personas en todo el mundo sobre cómo hacer frente al cambio climático. Su plataforma colaborativa Climate CoLab, permite crear, analizar y seleccionar propuestas acerca de qué hacer en un asunto de tanta relevancia.
En las organizaciones, a nivel interno, recabar opiniones y feedback para tomar el pulso “real” al clima laboral existente y el nivel de implicación de empleados. Saber lo que éstos piensan abiertamente sobre liderazgo, estrategias, procedimientos, sistemas, beneficios, etc. contribuye a poder tomar mejores decisiones y, sobre todo, mejor acogidas por parte de la mayoría. Poder establecer diálogos online donde interactuar en tiempo real, y de forma anónima, facilita el nivel de veracidad de la información, y acorta los procesos de decisión y actuación.
Otro campo de aplicación es en la gestión del cambio. Un proceso complejo que implica numerosos ajustes: cultura, estrategias, hábitos, procesos, sistemas… Y con un alto impacto entre los empleados por tener que atravesar por situaciones inesperadas y nuevas, que pueden conllevar estados de incertidumbre y ansiedad, mecanismos de respuesta instintivos cuando nos enfrentamos a lo desconocido.
Para que el cambio no se convierta en un proceso de desgaste innecesario o derive, incluso, en una crisis aguda, hay algunas consideraciones previas que contemplar: que el cambio se sustente en un argumento sólido y convincente; que toda la línea directiva ejemplarice el cambio con modelos de conducta nuevos; reforzar los mecanismos de procedimiento y motivación, alineados con los comportamientos; facilitar los recursos y aprendizajes necesarios para adaptarse a la nueva situación, y pulsar en todos los niveles de la organización cómo está siendo percibido el cambio. Y lo más complejo siempre es el proceso de transitarlo consiguiendo los necesarios: alineamiento, responsabilidad, compromiso y motivación de la mayoría. En todo ello resulta vital dar voz al sistema y escuchar lo que dice. Derribar egos y barreras mentales para dejar a un lado lo individual y abrirse a un propósito común y global que abra mas espacios al diálogo y a la colaboración real entre los equipos.
Quienes toman decisiones tienen en el crowdsourcing, y la inteligencia colaborativa, un aliado excelente para disponer de información cualitativa, enfocada y relevante en su campo de actuación. Una inteligencia transformadora a la que podemos y debemos aspirar para transitar con mayores conocimientos y aciertos por los retos y cambios que van surgiendo en los mercados, y en nuestra sociedad.
Para quiénes desconocen el enorme potencial y valor de la inteligencia colaborativa en cualquier contexto de realidad, recuerdo un sabio proverbio antiguo: “si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina con otros”.
Esther Lobo. Consultora en Synthetron